Tu ciclo menstrual: tu enemigo o tu aliado

¿Sabías que tu apetito y tu energía cambian con tu ciclo menstrual?

Tu cuerpo realiza ajustes continuos a lo largo del ciclo menstrual. Y no, no solo a nivel emocional. Las hormonas también influyen en el apetito, los antojos, el metabolismo y la energía.

Conocer estos cambios te permite entenderte mejor y acompañarte con mayor claridad, sabiendo que estas variaciones son biológicas, naturales y no están bajo tu control.

Las fases del ciclo: ¿Qué pasa en mi cuerpo?

El ciclo menstrual se divide en tres fases principales:

  • La fase folicular, que va desde el primer día de la menstruación hasta la ovulación.
  • La fase ovulatoria, a la mitad del ciclo.
  • La fase lútea, que ocurre después de la ovulación y termina con el inicio del siguiente sangrado. En esta fase se encuentra el premenstrual.

Cada etapa trae consigo cambios hormonales que impactan no solo tu fertilidad, sino también tu estado de ánimo, apetito, energía y metabolismo. Prestar atención a estas diferencias puede ayudarte a acompañar tu cuerpo con más flexibilidad y consciencia.

Recuerda: “Entender es aliviar.”

Fase folicular

En esta etapa, que incluye los días de menstruación y los posteriores, el estrógeno comienza a aumentar de forma progresiva. Este cambio hormonal, junto con otros factores fisiológicos, provoca una disminución de la tasa metabólica, lo que significa que el cuerpo requiere menos energía para funcionar, especialmente hacia el final de la menstruación.

Como consecuencia, de forma biológica la ingesta calórica tiende a ser menor, suele haber una disminución del apetito, menos antojos y una mayor sensación de saciedad.

Muchas mujeres también experimentan niveles más altos de energía física y mental, lo que puede traducirse en mayor motivación, claridad y disposición para realizar actividades exigentes.

Ovulación

Durante la ovulación, el estrógeno alcanza su punto más alto. Es habitual que este sea el momento de mayor energía del ciclo, y muchas mujeres reportan sentirse más ligeras y cómodas con su cuerpo.

En esta fase, la ingesta calórica suele mantenerse baja, al igual que el apetito y los antojos. El cuerpo se siente más activo, lo que puede favorecer actividades físicas, sociales o creativas.

Fase lútea: síntomas premenstruales

Después de la ovulación, aumenta la progesterona, y al combinarse con niveles aún presentes de estrógeno, se producen cambios significativos.

Todo se invierte.

En esta etapa, el cuerpo se prepara biológicamente para un posible embarazo. Esto implica un aumento de la tasa metabólica, es decir, el cuerpo requiere más energía para funcionar. Como consecuencia, es normal que la ingesta calórica aumente, que el apetito se intensifique, y que aparezcan más antojos, especialmente de alimentos ricos en carbohidratos (azúcar) y grasas. Esto es una respuesta fisiológica esperada, no tiene nada que ver con tu fuerza de voluntad.

Algunos estudios estiman que el cuerpo puede necesitar hasta 600 kcal extra por día durante esta fase.

Es común también experimentar retención de líquidos, sensación de pesadez, menor energía física y cambios emocionales, como irritabilidad, sensibilidad o tristeza. Estos síntomas, conocidos como síndrome premenstrual (SPM), pueden influir en las elecciones alimentarias, favoreciendo la búsqueda de alimentos reconfortantes o de rápida energía. Una vez más, recuerda que esto es perfectamente normal.

¡Importante!

Si estás atravesando un conflicto con tu cuerpo y con la comida, esta etapa puede ser especialmente desafiante. Es común que se presenten:

  • Mayor desconfianza en tu hambre, debido al aumento natural del apetito.
  • Más miedo a la comida, especialmente frente a los antojos de azúcar y carbohidratos.
  • Rechazo hacia tu cuerpo, como consecuencia de la pesadez o la retención de líquidos.
  • Resistencia al ejercicio, por la necesidad de tu cuerpo de descansar por la falta de energía.
  • Mayor intensidad en el conflicto corporal y alimentario, potenciado por la sensibilidad emocional.

Cambios de peso en la fase lútea (premenstrual)

Durante los días previos a la menstruación, muchas mujeres notan:

  • Hinchazón
  • Sensación de pesadez
  • Aumento de peso transitorio debido a la retención de agua

Este cambio no representa un aumento de grasa corporal. Es una respuesta fisiológica temporal que suele resolverse al comenzar el sangrado menstrual.

No es necesario restringirse, compensar ni alarmarse. De hecho, la restricción nunca es una respuesta recomendada, ya que puede aumentar el malestar físico y emocional.

¿Qué puedo hacer para acompañarme durante mi ciclo menstrual?

Durante la fase folicular y la ovulación

  • Come suficiente, aunque tengas menos hambre:

Aunque el apetito puede disminuir en esta etapa, eso no significa que debas dejar de comer. Ningún momento del ciclo justifica saltarte comidas o restringirte. Tu cuerpo sigue necesitando energía para funcionar.

Recuerda este principio básico de la biología: “El cuerpo es un maestro compensador”. Si no recibe suficiente energía en una fase, la pedirá en otra.

  • Aprovecha tu energía para moverte de forma placentera:

Si lo disfrutas, este es un buen momento para realizar actividades físicas más demandantes. El cuerpo suele sentirse más ligero y con mayor vitalidad.

Durante la fase lútea (premenstrual)

  • Come con regularidad:

Evita saltarte comidas. Comer cada 3–4 horas puede ayudarte a mantener una energía estable y prevenir picos de hambre intensos.

  • No luches contra el aumento de apetito:

El hambre y los antojos en esta fase son una respuesta fisiológica esperada. No estás perdiendo el control, tu cuerpo está respondiendo a un aumento real en sus necesidades energéticas. Escúchalo y responde con compasión.

  • Sé flexible y amable contigo misma:

No tienes por qué quedarte con hambre ni sentir culpa por necesitar más comida. Negarte este permiso solo incrementa el malestar y puede perpetuar un ciclo de desconfianza con tu cuerpo.

  • Elige alimentos reconfortantes:

Por ejemplo, el chocolate puede ser un gran aliado para aliviar síntomas premenstruales. Date permiso de disfrutarlo como parte de tu cuidado.

  • Movimiento no forzado:

Si sientes menos energía, dale prioridad al descanso o al movimiento que te relaje (como caminar, estiramientos, yoga suave). No necesitas forzarte a cumplir rutinas exigentes en esta etapa.

Reflexión final

Durante años he escuchado a mujeres peleándose con su ciclo menstrual, con los cambios de su cuerpo, con el hambre, con el apetito, con sus antojos.

Con mirada crítica se quejan: “Estoy hinchada”, “estoy cansada”, “tengo más hambre”, “estoy más sensible”…

Y sí, todo eso puede ser cierto.

Pero también es cierto que eso no es algo negativo.

¿Qué tal si te adaptas tú a tu ciclo, en lugar de exigirle a tu ciclo que se adapte a ti?

Hacer los ajustes necesarios —en lo posible— para honrar tu ciclo, te acerca a un estado de mayor conexión, flexibilidad y aceptación corporal.

¿Qué tal si comes más cuando lo necesitas?

¿Qué tal si te das permiso de descansar cuando estás por menstruar?

¿Qué tal si dejas de pelear y empiezas a comprender tus necesidades?

Tu cuerpo cambia cada mes.

Tu apetito cambia cada mes.

Tu necesidad de descanso cambia cada mes.

Puedes jugar con él, o en su contra.

¡Tú decides!

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- Fabiola Gama