¿Por qué vivo con culpa al comer?

Tal vez te ha pasado: comes algo que disfrutas… y al poco tiempo aparece una punzada de culpa. No sabes bien por qué, pero ahí está. Como si tu cuerpo tuviera que justificarse por esa comida.

Puede aparecer después de una comida que sentiste pesada, cuando cenas pan, cuando repites postre o simplemente cuando comes algo que te gusta. Pero, ¿por qué?

¿Por qué sentimos culpa al comer?

La respuesta es más profunda de lo que a veces reconocemos: tiene que ver con la mentalidad de dieta.

¿Qué es la mentalidad de dieta (y por qué es difícil soltarla)?

La mentalidad de dieta son las creencias construidas alrededor de lo que significa “comer bien”, “comer mal”, “portarse bien” o “merecer” ciertos alimentos. Es el resultado de un sistema que sataniza alimentos, glorifica cuerpos delgados y reduce la salud al peso.

No necesitas seguir una dieta para operar, inconscientemente, “a dieta”. La mentalidad de dieta vive en frases automáticas como…

“Hoy comí fatal.”

“Mañana es lunes, me voy a empezar a cuidar.”

“No debí haber comido eso.”

“Hoy es mi cumple, el pastel hoy no engorda”

Aunque no sigas un plan restrictivo, estas ideas pueden condicionar tu forma de comer… y de sentirte contigo misma.

La culpa no nace sola: viene de años de condicionamiento

Desde niñas aprendemos que ciertos alimentos son “malos” y otros son “buenos”. Que hay un cuerpo deseado y que puedes alcanzarlo si te esfuerzas. Que comer es algo que tiene que “ganarse”.

Todo esto va construyendo una red de creencias profundas que hacen daño, pero están tan normalizadas que no las cuestionamos.

Cuando comemos desde ese lugar, no importa si el plato es nutritivo o no: si no encaja en nuestras reglas mentales, sentimos que lo hicimos mal. Ahí es donde aparece la culpa.

Cuando la culpa se vuelve hábito

La culpa es una emoción social. Aparece cuando transgredimos una regla interna y nos ayuda a reivindicarnos si hicimos algo que nos lastimó a nosotros mismos o a otros. Esta culpa, cuando es natural, se queda unos instantes, da el mensaje y desaparece.

Pero, ¿qué pasa cuando esta culpa es constante? Significa que las reglas internas se han vuelto rígidas. Esa culpa se queda atorada, convirtiéndose en algo que genera malestar tóxico e innecesario.

Si te sientes culpable por comer pan, postre o por quedarte con hambre… probablemente haya rigidez alimentaria y culpa asociada.

Para trabajarlo, la mente necesita tiempo y compasión para reescribir esas creencias.

¿Cómo empezar a soltar la culpa al comer?

1. Cuestiona tus reglas internas

Haz una lista de lo que te genera culpa relacionado con la comida, el hambre y la saciedad, y pregúntate: ¿De dónde viene?, ¿Qué tan real es hoy para mí?

2. Reconecta con tus señales corporales reales

La mentalidad de dieta enseña que tus necesidades no importan, que debes acatarte a reglas externas, ignorando al cuerpo. Recuperar tu registro de hambre, saciedad y satisfacción ayuda a tomar decisiones alimentarias desde la escucha, y no desde el miedo o la rigidez. Esto, con el tiempo, reduce la culpa al comer.

3. Practica el diálogo interno compasivo

Cuando aparezca la culpa, intenta responderte con comprensión, no con juicio. En lugar de “No debí haber comido eso”, prueba con: “Estoy aprendiendo a soltar el control y no es fácil, pero estoy en proceso.” Esta forma de hablarte tiene efectos comprobados en la reducción de autocrítica y ansiedad alimentaria.

4. Busca acompañamiento

Romper con la mentalidad de dieta lleva tiempo. Estar acompañada por alguien que valide tu experiencia puede marcar una gran diferencia.

No eres tú. Es lo que aprendiste.

No estás sola si vives con culpa al comer. Tampoco es falta de fuerza de voluntad cuando comes algo que aprendiste como “prohibido”: es el efecto de años de mensajes que han hecho de la comida algo peligroso.

En Fabiola Gama trabajamos desde la Nutrición Sensible, un enfoque que reconoce la dimensión emocional, social y cultural de tu relación con la comida.

Si estás lista para dejar de pelear con la comida que comes, agenda una consulta 1:1 y empecemos juntas a desactivar esas culpas.

Comer no debería dar miedo. Mereces una relación más amable con tu cuerpo y tu plato.

¡Te has suscrito con éxito!

Gracias por unirte a nuestra comunidad de liberación corporal.
Pronto recibirás en tu correo reflexiones, recursos y herramientas para empezar a reconectar con tu cuerpo.

- Fabiola Gama