¿Cuántas veces te has mirado al espejo con rechazo?

Muchas veces lo que vemos en el espejo lo miramos a través de lentes de insatisfacción que se han construido con el tiempo: ideales de belleza, presión estética, exigencias familiares, comentarios que halagan o rechazan tipos de cuerpos. Condicionamientos que se repiten hasta que se vuelven nuestra realidad.

Nadie nace odiando su cuerpo. Aprendimos a hacerlo.

Y la buena noticia es que se puede desaprender.

La imagen corporal: mucho más que un reflejo

Tu imagen corporal es una construcción compleja que incluye cómo percibes tu cuerpo, lo que piensas sobre él, cómo te sientes al habitarlo y cómo actúas desde ese vínculo.

Desde la infancia comenzamos a desarrollar nuestra imagen corporal a partir de miradas externas: la opinión de papá o mamá, un comentario en la escuela, las comparaciones con alguien más delgada. Con el tiempo, esas voces se internalizan hasta volverse propias.

Y entonces, el cuerpo deja de sentirse como un lugar seguro, y se transforma en un objeto que “debe mejorarse”.

La autoobjetivación: cuando nos miramos desde fuera

Uno de los daños más profundos de vivir en una cultura que exige cuerpos “perfectos” es que muchas mujeres comienzan a verse a sí mismas como un objeto que debe ser evaluado o aceptado.

Esto se llama autoobjetivación, y ocurre cuando la mirada externa se vuelve interna: dejamos de sentirnos desde dentro y comenzamos a observarnos como si viviéramos bajo una vigilancia constante que quiere corregirnos.

Esta forma de relacionarnos con el cuerpo se asocia con ansiedad por la apariencia, vergüenza corporal, baja autoestima y mayor riesgo de trastornos alimentarios.

Y lo más antinatural: nos impide habitar el cuerpo en paz, como un espacio de placer, deseo o expresión.

¿Cómo empezar a reconstruir una relación más amable con tu cuerpo?

No existe una fórmula mágica, pero sí puedes comenzar a hacer pequeños cambios que te ayuden a recuperar una mirada de aceptación hacia tu cuerpo. Existen prácticas que pueden ayudarte a desmontar esa mirada crítica y cultivar una relación más compasiva contigo misma:

1. Cuestiona los lentes con los que te miras

Cuando te veas inconforme en el espejo, pregúntate: ¿De dónde vienen esas ideas sobre cómo “deberías” verte? ¿Quién te enseñó que había algo malo en tu cuerpo? Reconocer el origen de esos juicios es un buen paso para comenzar a trabajarlos.

2. Evita actuar en contra de él

Aunque esta mirada intrusiva critique a tu cuerpo, evita hacer cosas que lo lastimen. Aumentar la aceptación corporal no significa que tengas que amar cada parte de ti. Puedes estar en proceso, puedes sentir incomodidad, y aun así elegir no hacerte daño.

3. Cultiva la autocompasión

En los días de juicio, puedes practicar la autocompasión. No se trata de decirte frases bonitas que no sientes, sino de activar un tono más cuidadoso contigo misma. Algunas estrategias:

4. Cuida lo que ves

Lo que ves todos los días también construye la forma en que te ves a ti misma. Hoy las redes sociales pueden ser una herramienta de apoyo o una fuente constante de insatisfacción corporal.

Limpia el contenido que te hacen sentir insuficiente, que promueven estándares inalcanzables o que disfrazan el control corporal de “amor propio”. Sigue espacios que muestren cuerpos reales, diversos, con mensajes que inviten a la aceptación corporal.

5. Rodéate de personas que acepten todo tipo de cuerpos

Frena o aléjate de lugares donde las conversaciones giran en torno a criticar cuerpos o a halagar la pérdida de peso.

La relación con tu imagen corporal puede cambiar, y no necesitas cambiar tu cuerpo para lograrlo

Tal vez nunca se trate de “amarte” todos los días. Tal vez se trate de dejar de pelear contigo y comenzar a pelear contra un sistema que ha lastimado tu mirada hacia ti misma.

Porque tu cuerpo no es un problema a resolver. Es un lugar donde vivir.

Y mereces que sea un lugar seguro.

¿Quieres iniciar este proceso de reconciliación con tu cuerpo?

En Fabiola Gama te acompañamos a mirar tu cuerpo desde otro lugar: un espacio de nutrición sensible y compasiva.

Agenda una consulta 1:1 y empecemos juntas este camino de regreso a ti.

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- Fabiola Gama