¿Por qué las dietas te desconectan de tu cuerpo?

¿Alguna vez te has sentido atrapadx en un ciclo de restricciones, descontrol y culpa?

Muchas personas experimentan una relación confusa e insegura con la comida y sus propios cuerpos, exacerbada por la cultura de la dieta que promete soluciones rápidas para perder peso. Pero, ¿qué pasa si te digo que las dietas, lejos de ayudarte, te están desconectando de tus propias señales corporales y de tu bienestar?

Vamos a explorar cómo las dietas pueden romper la comunicación natural con tu cuerpo y cómo podrías comenzar un camino de reconexión y confianza alimentaria.

Las dietas te van robando la confianza en tus decisiones alimentarias

Cuando empiezas una dieta restrictiva, muchas veces es porque alguien hizo un comentario acerca de tu cuerpo o de tu manera de comer.

En mi experiencia, todos nacemos como comedores intuitivos. Sin embargo, cuando las familias se alimentan bajo normas impuestas por la cultura de dietas, comienza a distorsionarse lo que entendemos como nutrición saludable:

De una alimentación suficiente a una restrictiva

De una alimentación segura a una insegura

La comida, en lugar de ser algo confiable, se vuelve peligrosa

Los antojos pasan de ser algo placentero a algo que asusta

El hambre deja de ser confiable, y empiezas a desconfiar de ella

Y el cuerpo se convierte en la consecuencia de mis “malas decisiones”, de una supuesta “falta de fuerza de voluntad”.

La vigilancia corporal y alimentaria

Entre más pequeñx comenzaste con una dieta, más tempranamente aprendiste a desconfiar de tu cuerpo. Comienzas a creer que hay algo mal en él, que la comida es peligrosa y que es necesario permanecer vigilante ante ambos.

Vigilas a tu cuerpo para evitar que engorde, porque escuchaste que eso es negativo.

Buscas que enflaque, porque aprendiste que eso es más seguro y deseable.

Vigilas la comida para evitar lo que “engorda”, porque te dijeron que es peligroso e insano.

Buscas lo que “no engorda”, porque aprendiste que eso es saludable y correcto.

Vigilas a tu cuerpo con rechazo y vergüenza.

Vigilas tu comida con miedo y culpa.

Nada de esto, queridx lector, es salud.

Reglas externas vs. señales internas: las dietas te hacen dudar de las necesidades de tu cuerpo

La razón principal por la que las dietas resultan en desconexión es que te obligan a ignorar tus señales internas en favor de reglas externas.

Si te dieron una dieta, lo más seguro es que te dijeron cuándo, qué y cuánto debes comer, basándose en conteo de calorías, listas de alimentos “permitidos” y “prohibidos”, o planes preestablecidos. Esto anula tu capacidad natural para responder a tu hambre, saciedad y satisfacción. ¿Cómo se ve esto?

Comienzas a cuestionar tu hambre

Cuando estás en una dieta restrictiva, dudas de tus señales de hambre, con narrativas como: “No debería tener hambre si acabo de comer”.

Cuestionar e ignorar estas señales altera tu sensibilidad corporal, y muchas veces terminas reconociendo el hambre solo cuando ya es extrema. Esto aumenta el riesgo de ciclos de ayunos prolongados y hambre intensa.

Este ciclo de comer en exceso y luego restringirte, va generando una creciente desconfianza en tu cuerpo.

Te invito a preguntarte:

Cuando estás a dieta y lo que estás comiendo no es suficiente para saciarte,

¿a quién culpas? ¿A tu hambre o a la dieta?

Te esfuerzas por sentir saciedad

Las dietas te llevan a forzarte a sentir saciedad. ¿Cuántas veces has comido alimentos sin calorías solo para “llenar el estómago”?

Imagina que tienes sueño, pero no te permites dormir. En lugar de descansar, tomas café para mantenerte despiertx. Tal vez funcione un rato, pero eventualmente tu cuerpo te exigirá descanso. Si no se lo das, habrá consecuencias.

Lo mismo sucede con el hambre: puedes intentar suprimirla, pero el cuerpo terminará reclamando lo que le negaste. ¿Cómo lo hace?

  1. Te exigirá recuperar las calorías restringidas, en forma de antojos, pensamientos obsesivos con la comida o atracones.
  2. Reducirá funciones para conservar energía, bajando el metabolismo. Esto se traduce en fatiga, neblina mental, cambios de humor…

Sacrificas tu satisfacción

La satisfacción aparece cuando se cumplen tus necesidades físicas y emocionales. Es una sensación de “todo está en orden, no necesito más”.

En las dietas, esto se sacrifica. Es común sentir que “algo falta”.

No hay que olvidar que comer también es un placer.

Y este suele ser uno de los mayores sacrificios cuando se está a dieta.

La satanización de ciertos alimentos genera miedo a la comida y culpa después de comer algo “prohibido”.

Esto bloquea tanto el placer como la sensación de satisfacción.

En resumen, después de muchas dietas, es muy probable que:

  • Se distorsione la nutrición saludable por una alimentación llena de restricción, miedo y culpa
  • Aumente tu vigilancia corporal y alimentaria
  • Desconfíes de tus señales de hambre, saciedad y satisfacción
  • Se altere o pierdas la sensibilidad de sentir un hambre ligera
  • Tengas una alimentación desordenada, con ayunos prolongados y hambre extrema, lo cual favorece la desconfianza corporal

¿Entonces qué hago para cuidarme?

Si has pasado mucho tiempo bajo las redes de las dietas, aquí hay algunas formas de comenzar a reconstruir mayor confianza con tu cuerpo:

  • Coloca horarios para comer. No dejes pasar más de 4 horas entre tiempos de comida. La estructura es una forma de devolverle al cuerpo previsibilidad y seguridad.
  • No esperes a comer solo cuando sientas hambre. Tus señales pueden estar alteradas. Comer de forma predecible puede ayudarte a reconectarlas.
  • Si te quedas con hambre, come. No te restrinjas. Si aparece un hambre inusual, revisa si comiste lo suficiente el resto del día: tu cuerpo podría estar compensando.
  • Cambia las conversaciones internas alrededor del hambre y la saciedad.

De: “No debería tener hambre si acabo de comer”

A: “Puede ser que tenga hambre porque no comí suficiente, hice ejercicio, estoy estresadx, estoy en mi periodo premenstrual…”

Cerrar el ciclo de la desconexión

Recuperar la confianza en tu cuerpo y en tu hambre no es un proceso inmediato, especialmente si has vivido muchos años entre dietas, culpa y miedo. Pero es posible.

Espero que esto te sirva para comenzar a escuchar a tu cuerpo y construir un vínculo más respetuoso, estable y seguro contigo mismx.

Te espero en mi instagram, donde seguiré compartiendo información al respecto.

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- Fabiola Gama